jueves, 7 de abril de 2011

Las 12 plantas del Hotel Puerta América, por sus 12 diseñadores

Sin duda uno de los hoteles más difundidos entre los blogs del sector es este, el Hotel Puerta América de Madrid. Y no es de extrañar, pues posee una "aglomeración" de diseño muy fuera de lo normal, ya que en él han participado una docena de arquitectos y diseñadores de talla mundial, cada uno con su arte y criterio decorando una planta del hotel.



He aquí un compendio a modo de resumen para dar a conocer la visión del conjunto. Un resumen especial sobre los rasgos más distintivos de cada planta y sus diseñadores.


El Hotel Puerta América es un hotel de 5 estrellas. Cuenta con 282 habitaciones "Deluxe", 21 de ellas "Junior Suites" y otras 12 Suites. Un total de 315 habitaciones para un hotel que no podríamos cualificar como convencional, al menos no en cuanto a su diseño, y ahora veremos porqué.


De los 14 pisos que forman parte del hotel, 13 han sido diseñados por encargo de Silken a distintos arquitectos y diseñadores de talla mundial como Javier Mariscal, Victorio & Lucchino o Norman Foster. Un conjunto muy ecléctico que ofrece a los huéspedes dónde escoger. Incluso la planta -1 destinada a aparcamiento ha sido refinada y decorada por la italiana Teresa Sapey.


Planta 00. John Pawson.


John Pawson se ha encargado del hall y los salones. Ha tratado de crear "un espacio donde encontrar tranquilidad en el corazón del hotel". Y lo logra mediante el uso de la madera y una propuesta que esconde la recepción en un semicírculo, protegiendo así a otros clientes que también se encuentran en esta zona del bullicio propio de un lugar de estas características.


Aunque este es un proyecto relativamente pequeño en superficie, apenas 150 m2, en comparación con los 1.200 que ocupa cada una de las plantas, John Pauson ha conseguido un espacio impresionante con una variedad limitada de materiales.


La recepción, de John Pawson es un espacio donde predomina la madera. Según se accede al hotel hay una primera parte para sentarse a leer el periódico, más tranquila por donde discurre un pequeño caudal de agua. Oculto tras un panelado de madera está la recepción y los ascensores del hotel. La madera trata de crear un espacio amplio. Además, el pequeño hueco reservado a la recepción trata en realidad de reforzar la sensación de continuidad en el espacio.


Los espacios comunes son unas grandes salas de conferencias con salida a la terraza exterior y que se separan unas de otras mediante unos paneles correderos con guías.


Planta 01. Zaha Hadid.


Líneas sinuosas, espacios fluidos. Zaha Hadid es la primera mujer en recibir el premio Pritzker (conocido como el Nóbel de Arquitectura). En la planta primera ha diseñado un espacio que destaca por su fluidez y por su juego de líneas atrevidas. Sus espacios fluidos, que hace años se adelantaban al tiempo, marcan la pauta y se pueden ver en todo el mundo.


En este proyecto, el cliente creerá estar en un espacio casi de ciencia ficción, pero, paradójicamente accesible, al alcance de la mano. Zaha Hadid ha creado un lenguaje arquitectónico que invita a soñar, a imaginar mundos distintos, surgidos fundamentalmente de las posibilidades que permite el diseño digital y que han situado a esta arquitecta en la vanguardia de la profesión.


Nada más salir del ascensor, en el lobby, el huésped descubre espacios de formas curvas y sinuosas. Destaca una lámpara de perfil delgado y sinuoso bautizada con el nombre de Vortexx, que domina todo este espacio. En los pasillos destaca la forma sinuosa del paramento en LG Hi-Macs, un material dúctil que se acopla como un guante a la manera atrevida de ver la arquitectura que tiene Zaha Hadid.


En las habitaciones lo más singular es la amplitud y limpieza que aporta el color blanco del suelo y las paredes. El cliente se sumerge en un mundo entre el barroco, el modernismo y el minimalismo, debido, en el primer caso, a las formas sinuosas y, en el segundo, a la claridad que aporta el color blanco.


Uno de los aspectos más destacados es la iluminación creada para las puertas. Se trata de una banda de LEDs que iluminan las leyendas en las puertas. De este modo, desde el interior el huésped puede marcar si desea que le sirvan el desayuno, que le hagan la habitación, que no le molesten o si necesita alguna reparación. Un prodigio de ingenio y... comodidad.


Planta 02. Norman Foster

Elegancia y flexibilidad. Foster personifica la elegancia del Hi-tech. Aquí, juega con las formas y los materiales para expresar lujo y sensualidad, pero, sobre todo, para conseguir que el cliente desconecte del entorno de una gran ciudad como es Madrid. Esa era su intención fundamental. Y todo inspirado por la paleta de materiales del escultor vasco Eduardo Chillida, amigo personal del arquitecto.


Chillida explora en su obra con materiales naturales y formas orgánicas, que Foster ha reinterpretado en la segunda planta del hotel Puerta América. No hay duda, quien quiera relajarse encontrará en el proyecto del arquitecto británico un espacio idóneo. El mismo reconoce que ha creado un "perfecto santuario urbano". Y, créanlo, no exagera. Dos espíritus creadores como el del escultor vasco y el arquitecto británico, unidos en un proyecto sugerente y muy sutil que mezcla lo tecnológico de materiales como el vidrio con la calidez de la moqueta y el cuero.


Foster huye siempre de lo recargado. Prefiere líneas sencillas, leves, pero sugerentes, como las del Puente del Milenio, en Londres, que une la Tate Modern con la City. En el caso de las habitaciones del Hotel Puerta América, eligiendo el cuero logra aportar distintas sensaciones sin recargar el espacio innecesariamente. Además, las distintas texturas del material consiguen aportar al huésped sensaciones acústicas distintas.


Planta 03. David Chipperfield.


Lujo e intimidad. "Imaginamos una atmósfera lujosa y un espacio íntimo. Proyectamos una habitación con materiales de lujo como la terracota o el mármol, donde además pudieras disfrutarlos. Pensamos en un espacio reducido a lo esencial, que de este modo le daría a cada uno de los elementos una cierta importancia. Es raro que a uno le pidan que diseñe una habitación para un hotel sin atenerse a restricciones. Así que ésta ha sido la oportunidad de diseñar una como nos habría gustado encontrarla en cualquier hotel". De esta idea parte David Chipperfield para diseñar un espacio sencillo, pero muy acogedor.


En el lobby, lo primero que llama la atención es una gran lámpara circular de cristal de Murano. El pasillo, completamente negro, da sensación de profundidad e intimidad, como si uno se sumergiera en una especie del túnel del tiempo y no supiera donde puede aparecer, en que momento o lugar de la historia. Sin duda, el arquitecto lo logra mediante el juego que propone con la iluminación.


La sorpresa en la habitación es que Chipperfield busca un lugar diferente basado en un concepto muy geométrico del espacio. El contraste de colores, básicamente negro y blanco, y la sencillez del espacio aportan al cliente un plus de relax y consiguen un espacio muy bien iluminado.


David Chipperfield propone un espacio sencillo pero lujoso, donde combina revestimientos hechos a mano y mármol Statuario Venato. Chipperfield crea sensación de profundidad y sorpresa cuidando la combinación de colores y la iluminación tanto en el lobby y en los pasillos como en las habitaciones.


Planta 04. Plasma Studio


Un ejercicio de geometría. Este es un estudio joven que consiguió su billete para este proyecto después de ganar un concurso. Plasma Studio, formado por Eva Cstro y Holger Kehne, ha demostrado que está a la vanguardia de la arquitectura con un proyecto arriesgado, basado en líneas geométricas y materiales fríos como el acero inoxidable. Interés por las formas difíciles, por lo digital y otros métodos de trabajo que se salen de lo común, son las bases de Plasma Studio.


Este es un espacio casi de ciencia ficción. El lobby es un espacio tridimensional que deja boquiabierto al que lo contempla. La premisa: sorprender al cliente forzando su concepción habitual del espacio. Si usted tiene una idea preconcebida, olvídela, nada se ajustará a lo que esté pensando. Tanto este espacio como el pasillo se resuelven con grandes piezas de acero inoxidable y formas geométricas que remiten a una nave espacial. La sensación de un proyecto de ficción está reforzada por un juego de luz de distintos colores, unas tiras de LEDs que refuerzan la intención de crear un recorrido sensorial, donde solo manda la intuición del cliente.


El mismo acero del pasillo da forma a la ducha, el baño, el cabecero de la cama y el escritorio, que discurren uno a continuación del otro organizados en la misma pared. Todo es una única y gigantesca pieza, que fluye con naturalidad pese a lo aparentemente agresivo de su forma. Este es un espacio joven y dinámico, que reta al huésped a tocar, a descubrir cada esquina. Luz contenida y formas arriesgadas para responder a los gustos eclécticos del siglo XXI.


Planta 05. Victorio & Lucchino.


Moda que viste el interior. Victorio & Lucchino han transformado la quinta planta en un espacio muy acogedor basado en su trabajo para el campo de la moda. Confort y serenidad son las dos palabras que mejor definen el trabajo de Victorio & Lucchino en el Hotel Puerta América. La premisa fundamental era conseguir que el cliente se sintiera cómodo, bien arropado por unas texturas cálidas y unos colores que abrazan, que parecen mecer a quién descansa en esta habitación.


En el hall las paredes son de laca negra, las butacas de terciopelo y suelo negro de piedra envejecida. Dos esfinges de mármol blanco, de la colección particular de los diseñadores, se alzan hieráticas en medio del lobby. Los diseñadores llevan lo mejor de su vida cotidiana al hotel.


Victorio & Lucchino han buscado una atmósfera "lujosa y confortable" en las habitaciones. En la pared del cabecero cuelga una obra exclusiva e irrepetible para cada habitación, elaborada por el artista Sergio Cruz. Los muebles, negros, son de los diseñadores y presentan las esquinas redondeadas. Pero, quizá, lo más singular de la propuesta de estos dos diseñadores son los tejidos: lino, terciopelo y algodones que arropan el mobiliario y que se han empleado para la creación de elaboradas colchas, cortinas y cojines en doble color. Ningún elemento - ni colores ni disposición -, se repiten en las distintas habitaciones.


En el baño reina el confort y armonía entre bañera y lavabo y el resto de piezas, todas en cerámica. Como toque final, velas en lacre o beige, además de recipientes y maceteros de cerámica de creación propia. Victorio & Lucchino no se han olvidado de nada. Cada detalle lleva su firma.


Planta 06. Mark Newson.


El lujo y la comodidad de lo sencillo. Simplicidad y comodidad son los dos adjetivos que mejor califican el proyecto de Newson en la sexta planta del Hotel Puerta América. En su opinión, la habitación de un hotel debe invitar al relax desde el principio, todo debe ser accesible y no debe existir ningún elemento que haga sombra al otro. "He pasado muchas tiempo en habitaciones de hoteles en todo el mundo y ésta es una gran oportunidad para mejorar todas las cosas que me molestaban de un hotel".


Marc Newson ha optado por madera lacada en rojo brillante para los paramentos del lobby y el pasillo. El suelo alterna una moqueta de lana con mármol. Se trata de envolver al cliente en una atmósfera sugerente y moderna, pero a la misma vez relajada, donde nada destaca sobre el resto.


En las habitaciones, Newson combina sobre todo el gris y el blanco. La cama es una especie de isla, un oasis aislado del resto de los elementos, que también ha diseñado el propio autor, y que aparece rodeada de cuero, usado en el cabecero y las mesillas de noche. Todo es fácil, todo está al alcance de la mano. Esa es la ventaja de su proyecto.


En el baño se ha elegido mármol Statuario Venato, de las canteras de Carrara. Es de una sola pieza y la veta está a la vista, todo un lujo para el cliente, una característica que también se encuentra en el otro espacio diseñado por el australiano: el bar. Por último, también la bañera es diseño de autor, como el resto de las piezas del baño.


Planta 07. Ron Arad.


Un juego de formas sinuosas. Del trabajo de Ron Arad se ha dicho que tiene la energía de arte moderno. El es una de las referencias ineludibles en el diseño actual. Sus ideas parecen inagotables y todas sus piezas se convierten en éxitos comerciales. Como profesor en el Royal Collage of Art, en Londres, ha enseñado e inspirado a muchos de los mejores diseñadores. En el Hotel Puerta América ha proyectado un espacio sinuoso, con todo lujo de detalles.


Las formas redondeadas y sinuosas de Arad se adivinan ya en el lobby, donde aparece un sofá circular hecho con fibra de vidrio reflectante, espuma y Alcantara en gris antracita. En las paredes aparecen unas grandes pantallas de LCD donde se podrán ver distintas imágenes.


Ron Arad plantea un concepto de habitación en el que mandan las formas bulbosas y redondeadas propias de su manera de diseñar. Una pared curva y continua, de color blanco en algunas habitaciones y un rojo intenso en otras, hace de tabique central y separa los distintos usos. Arad crea un circuito en el que se van descubriendo cada uno de los espacios: primero un pasillo, luego la cama, después el baño, el lavabo, el inodoro. La cama redonda es muy sugerente y cómoda. No hay límites, es como un sueño. La televisión es en realidad una gran pantalla que se despliega del techo.


En el baño, cada espacio se independiza del siguiente por un saliente del paramento. A pesar de la continuidad no se renuncia a la lógica independencia. El huésped recorre el espacio sorprendido, como tratando de descubrir nuevas formas detrás de cada rincón.


Planta 08. Kathrin Findlay.


Luz en movimiento. Su intención es la de recrear un lugar de meditación donde el huésped pueda soñar o, como ella asegura, escuchar la brisa. La arquitecta separa los espacios apenas con unas cortinas blancas para conseguir un espacio muy femenino.


Lo más curioso de la idea de esta arquitecta escocesa es que ha decidido apostar por un espacio interactivo. De hecho, su trabajo destaca especialmente por su interés en integrar tecnología y arquitectura, y como los avances tecnológicos influyen decisivamente en el diseño de un espacio. Para lograrlo ha trabajado en colaboración con el diseñador de iluminación Jason Bruges.


Findlay y Bruges han decidido que el huésped debe jugar con el espacio, descubrirlo por sí mismo y, mediante esta interactividad, descubrirse también a sí mismo. En el lobby se han construido unos paneles de fibra óptica que Bruges denomina Memory Wall y que captan el movimiento del huésped para luego proyectar una imagen distorsionada sobre los paneles hechos con unos puntos de colores. En los pasillos ha creado lo que él llama Flock Wallpaper, que reacciona al movimiento de quien pasa por el pasillo.


En la habitación, lo más singular es que Findlay huye de tabiques o puertas. Todas la habitación es de color blanco y es un espacio único. En algunos casos, la arquitecta ha planteado una sola cama que no roza el suelo ya que está colgada del techo mediante una estructura.


El baño es muy sencillo. La bañera, redonda, invita a un baño sensual y relajante, reforzado por las líneas curvas de las cortinas, con una gran ducha incorporada en el techo. El inodoro es la única parte que se independiza claramente mediante una puerta de vidrio translúcido con una pequeña abertura que hace las veces de tirador.


Planta 09. Richard Gluckman


Cajas de colores. Richard Gluckman utiliza materiales como el metacrilato de un modo inesperado y sorprendente. La idea de Gluckman se inspira en el concepto "box within a box" (una caja dentro de otra). Este concepto ayuda a organizar el acercamiento a las distintas actividades que se pueden llevar a cabo en un espacio tan reducido como éste.


Se trata de distinguir la experiencia de estar en un hotel de la de estar en casa. Para este fín, materiales industriales como el aluminio, el plástico y el vidrio se utilizan de modo poco familiares. El concepto de Gluckman sorprende por su sencilla organización del espacio y su luminosidad, además de la ausencia de cualquier elemento superfluo.


En las habitaciones se busca una decoración sencilla pero con un toque de color. Así, lo más destacado es una pared de vidrio translúcido que contiene cuatro hornacinas en metacrilato. Gluckman ha diferenciado las habitaciones cambiando de color las hornacinas. Una mitad son de color azul, las del lado norte, y la otra mitad, las que tienen orientación sur, amarillas. Como él mismo explica, mezcla materiales ricos como el metacrilato, con otros que él llama pobres, como el fibrocemento, sin que resulte chocante o artificial.


El baño es una gran caja de vidrio, con una puerta corredera, que se independiza de la habitación mediante una cortina de tonos metálicos. El suelo y una de las paredes del baño son de granito español. Parece que uno se estuviera duchando en un espacio al aire libre, bajo una cascada o en medio de un torrente de la sierra madrileña. Gluckman juega con las texturas para buscar color y distintas sensaciones.


Planta 10. Arata Isozaki.


Tradición japonesa. Arata Isozaki ofrece al huésped un interiorismo sutil y relajante en la décima planta de clara influencia japonesa. El baño remite a tradiciones típicas japonesas: con el baño y la ducha juntos y de madera. Además, llama la atención el soji, un panel que recuerda a los hogares tradicionales de este país, con un predominio de las tonalidades oscuras.


Arata Isozaki parece combinar en este espacio realidad y ficción mediante la combinación justa de colores y materiales, que provocan en el huésped una sensación de tranquilidad y bienestar en un espacio que destaca por su levedad formal. Isozaki lleva las costumbres de su cultura a la planta décima del Hotel Puerta América y lo hace con los mejores materiales.


El huésped descubre un espacio lleno de referencias orientales, que se desvelan poco a poco según va realizando distintas actividades en su habitación, como bañarse, correr un panel o ver la televisión.


Los materiales y colores fríos contrastan con la claridad y aspecto cálido del baño, donde se establece un marcado contraste con la habitación mediante los materiales y los colores. Isozaki, propone un baño y una ducha de madera de hinoki, caracterizada por su tono claro. Esta es una clara referencia a la costumbre japonesa de ducharse antes del baño. El suelo es de mármol de color blanco.


Como nota curiosa, resaltar que cada una de las dos suites junior habrá dos kimonos de exposición, colgados, pero que el cliente no puede usar. Han sido especialmente diseñados para el hotel por una empresa japonesa.


Planta 11. Mariscal y Salas


Buen rollo. Javier Mariscal y Fernando Salas pretenden provocar distintas sensaciones con su proyecto gráfico para la planta undécima. Utilizan muchos colores, especialmente en el suelo de las habitaciones y en las paredes, con los que consiguen transmitir alegría e imaginación.


Nada más salir del ascensor aparece en el lobby la escultura Cactus, de Mariscal. A lo largo del pasillo aparecen unas vitrinas iluminadas, que parecen cajas transparentes de luz y que muestran diferentes objetos o pequeñas esculturas diseñadas también por Mariscal. Se trata de hacer más ameno el recorrido hasta la habitación.


Se ha querido hacer una habitación sencilla en las soluciones, sin alardes formales ni grandes complicaciones técnicas, contenida, funcional, perdurable, y que intenta crear perspectivas visuales en un hábitat entendido como multifuncional, no como un simple dormitorio.


Se trataba de lograr un espacio que "pueda ser utilizado por mucha gente que tal vez no tiene en común los mismos gustos y necesidades". Precisamente por eso Mariscal y Salas aclaran que no han pretendido hacer un ejercicio de estilo, ni de futurismo. Al contrario, han buscado un carácter anónimo, sin excesivo sello de autor, para que pudiera envejecer bien.


De la versatilidad del espacio y de la distribución, que ha conseguido fusionar distintos usos en el mismo ámbito, es de los que se declaran especialmente orgullosos. "Es muy distinto a otros encargos porque este es un espacio del que los huéspedes se apropian durante un tiempo, es su casa provisional y hay que intentar hacer un espacio que haga feliz a todo el que se aloje aquí".


Planta 12. Jean Nouvel

El arquitecto francés se ha encargado de la fachada, el ático y la planta duodécima, que cuenta con 12 suites. En este último espacio mezcla la fotografía y la arquitectura para conseguir un lugar muy sugerente donde "vivir momentos excepcionales".


Dos nombres marcan de manera especial el trabajo que se ha realizado. Se trata de dos fotógrafos: Nobuyoshi Araki y Roland Fleischer. Como la idea original es que esta planta es un planta dedicada al placer, el arquitecto francés ha decidido utilizar las paredes para exponer la obra de estos dos fotógrafos, que juegan con imágenes sugerentes del cuerpo humano o de la naturaleza.


Las fotografías de Araki, que revisten las habitaciones de la parte oeste del hotel, destacan por su sensualidad. Las de Fleischer, completamente abstractas, tienen una gran fuerza expresiva y revisten las del ala este. Las suites presidenciales cuentan con una habitación de invitados desde la que se puede ver el paisaje de Madrid, debido a que la pared que da a la calle es un enorme ventanal de vidrio de suelo a techo.


En las suites executive, un sistema de paneles correderos, con unas guías en el suelo y en el techo, permiten al huésped organizar el espacio a su antojo. En realidad, y aquí está lo más singular de la habitación, es el propio cliente quien puede ejercer de arquitecto reorganizando el espacio a su gusto. Quizá le apetezca disfrutar de un baño grande o de un amplio estar. Los paneles lo hacen posible.


Para más información visiten: Hoteles Silken
Vía: eclécticos

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