miércoles, 11 de mayo de 2011

Renovación boutique Santa Eulalia diseñada por William Sofield en Barcelona

Podría parecer que es la Quinta Avenida, pero estamos en el Paseo de Gracia barcelonés. Algunos detalles decorativos podrían recordarnos a la estética Art Decó de los locos años 20, pero la nueva Santa Eulalia es una tienda pensada y diseñada valientemente para el siglo XIX. Recién renovada por el arquitecto americano William Sofield, el clásico establecimiento que había vestido durante más de 150 años a la alta burguesía catalana es ahora un establecimiento cosmopolita orgulloso de su rebosante glamur, que nada tiene que envidiar a las mejores tiendas del planeta.



Era un viejo sueño de sus propietarios, Luis Sans y su esposa Sandra Domínguez. Y gracias a la renovación total del edificio que albergaba el emblemático establecimiento de Passeig de Gràcia 93, han podido verlo hecho realidad. Se ha mantenido la fachada original del edificio, pero la tienda se ha reinventado por completo, creando un nuevo concepto más acorde con los tiempos.

La renovación de la tienda ha teniendo en cuenta los 168 años de historia de la marca Santa Eulalia, pero ha sabido conjugar el honor de ser el comercio textil más antiguo de Barcelona con una inteligente visión empresarial enfocada al futuro global y cosmopolita en el que se halla inmerso el mundo de la moda. Además, la nueva tienda ha querido abrirse a los barceloneses –no en vano su nombre rinde tributo a la patrona de la ciudad-, pero también a los miles de foráneos que la visitan cada año, ahora más que nunca bienvenidos a la renovada Santa Eulalia. Visitar la nueva tienda es sin duda, toda una experiencia.

El nuevo local de más de 2.000 m2 alberga espacios más amplios para sus colecciones de hombre, mujer y accesorios, pero también nuevas zonas como una pop-up store efímera, una cafetería y una terraza.

La planta baja, dedicada a la colección de hombre, conserva el estilo clásico que ha hecho de Santa Eulalia una enseña de calidad; en esta zona se encuentra también el servicio de sastrería, sello distintivo indiscutible de esta empresa familiar centenaria. Como homenaje a esta tradición, se ha instalado un área retirada donde, a través de las ventanas, se puede ver el trabajo de los sastres.

El piso superior es la nueva sorpresa para las más fashionistas de la ciudad. En él la colección de mujer, mejorada y ampliada con más complementos y nuevas marcas por Sandra Domínguez, reluce entre cuidadas vitrinas, espejos biselados, nuevos mostradores de aire retro y sofás capitoné de terciopelo. Todo un sinfín desbordante de cuidados detalles dignos de la selecta clientela femenina de Santa Eulalia.

Pero la tienda depara también algunas nuevas sorpresas como la pop-up store que irá renovándose periódicamente con nuevas propuestas: para su inauguración se ha escogido una selección de sombreros y tocados de la firma francesa de Maison Michel, fundada en 1936, relanzada por Laetitia Crahay y actualmente propiedad de Chanel. Y la experiencia parece que ha sido todo un éxito.

Además, encontramos un pequeño y exquisito café con terraza, decorado con aires inspirados en los carteles de los años 20 y 30 de la propia Santa Eulalia: la barra ha sido recuperada de un antiguo bar de Toulouse, las sillas Thonet se han tapizado con una reedición de un histórico estampado Liberty, y las mesas de mármol serigrafiado con pies de hierro forjado conforman el mobiliario del interior. En la terraza ajardinada contigua, sillas metálicas Tolix, diseñadas en 1927. En definitiva, un pequeño rincón exquisito donde saborear una selección de platos ligeros, y bocados dulces o salados a cualquier hora del día, creados en exclusiva por la chef Sylvia Quintero.

Algunos detalles decorativos, como el logotipo Art Decó de la fachada, creado en 1926, o el neón situado encima de las puertas de entrada de 1941, se han unido armónicamente a una nueva identidad corporativa creada por el estudio el estudio Mario Eskenazi, Premio Nacional de Diseño 2000. Dos sillas Barcelona tapizadas en amarillo y situadas en la entrada, además de las gigantes lámparas de suspensión de cristal de la fachada, diseñadas por Miguel Milá, rinden también un tributo vivo a la historia del diseño de Barcelona.

Vía: diarioDESIGN



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