sábado, 21 de junio de 2014

Restaurante Llama de Kilo Studio, un trozo de Latinoamérica en Copenhague.

Colorido, excesivo, abrumador, pero también fresco, original e inclasificable. Todo esto es Llama, un restaurante danés inspirado en Latinoamérica. Y decimos inspirado porque todo él es una fusión entre el nuevo continente y el mundo escandinavo. Desde sus ceviches a su mobiliario.


La idea no podía ser de otro que no fuera Lars Larsen, fundador de Kilo, uno de los estudios industriales más influyentes del país y especializado, cómo no, en fusionar diferentes elementos de la cultura contemporánea.

Peru, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina, México… todos están presentes de una manera u otra en los fogones y las paredes de este local situado en Copenhague. Pero también las recetas y el diseño escandinavo. Y puesto que está ubicado en el norte de Europa, la manera en que ambos mundos casan es fruto de la reflexión y una aproximación sensata.

De la mano de su asesor creativo Jonas Hartz, Larsen ha creado un universo único marcado por las paredes y los suelos recubiertos de coloridos y artesanales azulejos de procedencia azteca.

Cada baldosa tiene un dibujo prácticamente diferente al resto. Esto crea un efecto caleidoscópico que podría llegar a ser hasta cargante, cosa que no ocurre gracias al abrir el espacio generosamente y contrarrestarlo con un mobiliario de líneas minimalistas al más puro estilo nórdico.

“La idea principal de la fusión de dos culturas es la interpretación de una lengua vernácula tradicional latinoamericana en un espacio público contemporáneo de Copenhague”, dice Jakob Lange, de BIG, socio colaborador de Kilo. Ahora bien, la idea no es mezclar la Latinoamérica más colonial con la Dinamarca más moderna. El espacio también está salpicado de piezas y esculturas sudamericanas de factura contemporánea.

El ambiente es intimista. Excepto las partes abiertas al exterior y que, por tanto, reciben luz natural, el resto del local tiende a ser oscuro. Su mobiliario de color negro y la luz tenue de las lámparas de latón son algunos de los responsables de este efecto.

El espacio, que durante años fue un local cerrado y oscuro, se ha optimizado para dar asiento a 90 comensales a la vez y se distribuye en tres espacios: la zona del bar, eje alrededor del cual gira todo el restaurante; una zona de espíritu más abierto con mesas alargadas para grandes grupos o para aquellos a los que no les importa compartir; y por último una zona más íntima.

Para más información visiten: Llama RestaurantKilo DesignBIG
Vía: diarioDESIGN












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