martes, 16 de febrero de 2016

Angama Mara, el safari en Kenya inspirado en Memorias de África.

Literal. El Angama Mara es algo más que un wildlife resort de cinco estrellas. Realmente se ha inspirado en la novela de Karen von Blixen y sus interioristas se han puesto en la piel de su amado Denys Finch Hatton para que todo esté como al cazador le hubiese gustado. No falla ni la ubicación: en las cimas del Gran Valle del Rift, en el mismo sitio donde compartieron atardeceres y la baronesa enterró al británico. Estamos pues ante una joya vintage, casi lírica, con todo el esplendor de la cultura masai, y aun así muy moderna.

La creadora de todo esto es Nicky Fitzgerald, una emprendedora que empezó con un pequeño hotel en Sudáfrica y ha terminado abriendo safaris de lujo en el resto del continente y la India. Pero el Angama Mara es especial. Es la culminación de su visión sobre lo que debería ser un alojamiento de este tipo. Algo más que confort y encanto. Quería que fuese un sitio con el mismo espíritu que aquellos de principios del siglo XX.
El safari se llama Angama Mara por sus vistas a la reserva masai Mara, considerada una de las más bonitas del continente africano. Y también porque guarda relación con la palabra suajili que se emplea para denominar algo suspendido en el aire.
Esta característica es el segundo componente que describe el proyecto, el cual cuenta con dos campos bases, con quince alojamientos cada uno, aeródromo propio y organización de expediciones a gusto del cliente. La idea es que parezca un sitio flotante con sus estructuras monolíticas emergiendo y reflejadas en el agua.
Su arquitectura es poderosa, con una imaginaria fuerte y contundente. Las cabañas con categoría de suites recrean las estancias de los guerreros masáis y las siluetas de las jirafas. Y todo bajo un manto de simplicidad y luminosidad. Los arquitectos Silvio Rech, Lesley Carstens y Matt Millar se han encargado de su diseño.
El interiorismo es obra de Annemarie Meintjes. Ella es la responsable de que el Angama desprenda la esencia de los safaris pioneros de lujo. En concreto en el que el mismo Denys Finch Hatton le preparó al Principe de Gales (más tarde Eduardo VIII) en 1930.
Annemarie se ha esmerado en todos los detalles y no ha reparado en esfuerzos. Por ejemplo, es una enamorada de los sillones del histórico Jardin du Luxembourg de París. Estos asientos fueron creados en 1923 pero hoy la marca francesa Fermob continua diseñándolos para los parques públicos de la ciudad y, por supuesto, ha fabricado una partida para el Angama Mara.
Para el mobiliario tenía claro que debía ser el diseñador John Vogel. La interiorista lo convenció para que fabricase 250 piezas en su taller de Cape Town, que diseñase unas treinta aún más especiales para las suites y que cruzase media África con ellas para asegurarse de que todo quedaba tal y como había dibujado Vogel.
A Jan Allan, ubicado en Nairobi, le tocó elaborar las carpas con el sello artesanal que caracteriza a su marca. Treinta tiendas en total de unos 80 metros cuadrados cada uno.
Por último, Annemarie también consiguió que Patricia Urquiola hiciese una versión más pequeña de la bañera Vieques para Agape. Tenía que ser esa porque “su estilo contemporáneo de bañera antigua era perfecto”, ha dicho sobre el diseño de la española, cuyo original tiene cabida para más de cuatrocientos litros de agua; imposible en plena naturaleza.

Un proyecto tan ambicioso necesitaba una fuerte identidad corporativa. Chris Gough Palmer y Marina Greaves, fundadores del estudio ubicado en Johannesburgo The New Black, no lo tuvieron fácil pues los safaris de cinco estrellas suelen ofrecer el mismo tipo de oferta. Por tanto su mantra fue conseguir que la imagen del Angama destilase una esencia que lo hiciera único en cada detalle. Por ejemplo, uno de sus referentes a la hora de inspirarse para la tipografía fueron los mapas de los exploradores de los años veinte.

Vía: diarioDESIGN










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